El reto de enero fue observar sin intervenir.
Una cosa que puede parecer tan fácil, puede resultar no serlo cuando tomas conciencia de las veces que ayudamos al niño a cosas en las que no necesita ayuda, o de las veces que interrumpimos su juego o trabajo por cosas de adultos o por llamar su atención para lo que sea.
Con Ó siempre he intentado intervenir lo mínimo posible para no privarle de la oportunidad de aprendizaje.
Yo también me echo las manos a la cabeza cuando se come la sopa solo y lo pone todo perdido. Pero si él decide que está preparado para hacerlo, se lo permito. Aunque se equivoque, de eso también aprendemos. Puede que lo ponga todo perdido, pero limitándome a observar e interviniendo sólo cuando lo pide, ha llegado a controlar la cuchara. Y también me muero al pensar en el cabezazo que se puede dar cuando me suelta la mano para bajar los escalones por su propio pie. Pero si me suelta es porque tiene la suficiente autoconfianza para creer que puede lograrlo. No intervengo. A veces se cae. La mayoría de veces, ya no. Y si se cae, ahí estamos Papá y yo si nos necesita. No limitamos su aprendizaje si es algo que nace de él, intento no cortarle la iniciativa si lo que hace no supone ningún peligro, pero esto es algo que ya hacíamos con anterioridad.
Algo que me ha costado de este reto es no intervenir en su juego. Más que no intervenir, no interrumpirlo. Tendemos, sin querer, a restar importancia a su tiempo de trabajo pensando que "sólo está pintando" o "sólo está jugando", y yo misma me he visto muchas veces llamándolo insistentemente, mientras él estaba concentrado en algo (que para él en ese momento era importante), para cosas que seguramente podrían haber esperado.
Es increíble la cantidad de veces que sin darnos cuenta los interrumpimos durante su tiempo de trabajo para pedirles cosas como que le hagan a la visita la última carantoña que han aprendido o canten la última canción que saben. Haciendo esto le estamos mandando el mensaje de que lo que él está haciendo es menos importante que lo que nos lleva a interrumpirlo. Por eso una de las cosas más valiosas que me llevo de este reto es que he aprendido a preguntarme a mí misma si de verdad es preciso interrumpirle, antes de hacerlo. Y si no lo es, no lo interrumpo. Un paseo al parque o una salida a hacer la compra pueden esperar (¡Cuánto más unas carantoñas!), y más sabiendo que seguramente en 10 minutos ha acabado su tiempo de concentración. He comprobado que la mayoría de veces, es mucho más valioso el tiempo que él invierte mejorando su capacidad de atención y de concentración, o desarrollando habilidades, que el tiempo que yo pierdo (o los demás) por esperarlo, cuando además es seguro que puedo invertirlo en alguna otra tarea.
El reto de febrero fue el orden:
También lo tenemos más o menos controlado. Ó tiene en su estantería un lugar para cada cosa, y si no es porque está nervioso o alterado, suele jugar y luego recoger antes de sacar otro material y la verdad es que está bastante concienciado.
Compramos una alfombrita para delimitar el espacio de juego aunque en eso sí que flojeamos un poco: Algunas veces el juego de Ó consiste en cargar un carro con piezas de construcción de madera y pasearlo de aquí para allá, con el consiguiente esparcimiento de piezas por toda la casa. De todas formas, estoy más que satisfecha porque muchas veces es él mismo el que me pide la alfombra para trabajar con puzzles, apilables o encajables con los que juega sentado.
Compramos una alfombrita para delimitar el espacio de juego aunque en eso sí que flojeamos un poco: Algunas veces el juego de Ó consiste en cargar un carro con piezas de construcción de madera y pasearlo de aquí para allá, con el consiguiente esparcimiento de piezas por toda la casa. De todas formas, estoy más que satisfecha porque muchas veces es él mismo el que me pide la alfombra para trabajar con puzzles, apilables o encajables con los que juega sentado.
Dos sugerencias más eran reorganizar los juguetes y hacer rotaciones si no cabían de forma ordenada en los estantes. Y aunque la rotación ya la hacíamos, la reorganización nos ha servido de excusa para deshacernos de los juguetes más molestos que educativos, y mantener los que realmente nos importaban. Esos juguetes estaban en su habitación, así que ahora tenemos una habitación más ordenada :)
Dónde flojeamos: Predicando con el ejemplo. Lo sé, es fatal que trate de inculcarle orden a mi hijo cuando soy un desastre (y despiste) andante. Pero enseñárselo a él me está ayudando a tomar conciencia de lo mío. Que Papá Manitas me repita 20 veces que recoja los trastos de coser de encima de la mesa también ayuda. Estoy en ello, me prometo a mí misma que intentaré seguir intentando ser más ordenada.
El reto de marzo ha sido eliminar obstáculos en el ambiente preparado:
Teníamos que identificar obstáculos que surgían en el día a día del peque en casa. En cuanto a seguridad ya lo teníamos todo bien. En cuanto a elementos que entorpecían su aprendizaje, hemos modificado algunas cosas. Ó es un niño muy autónomo pero gracias a éste reto me he dado cuenta de que seguía necesitando nuestra ayuda para cosas que podía hacer solo, como poner la mesa o lavarse las manos.
Así hemos dejado sus utensilios en un cajón a su alcance para que él los ponga y los quite cuando quiera comer en su mesa.
En cuanto al cuarto de baño, hemos colocado una extensión en el grifo que hace que el agua llegue a las manitas de Ó sin que tenga que estirarse por completo encima del lavabo. Y en el reto del orden de febrero reorganizamos el armario como podéis ver aquí, de forma que tenemos solucionado también ese tema para el futuro.
En cuanto al cuarto de baño, hemos colocado una extensión en el grifo que hace que el agua llegue a las manitas de Ó sin que tenga que estirarse por completo encima del lavabo. Y en el reto del orden de febrero reorganizamos el armario como podéis ver aquí, de forma que tenemos solucionado también ese tema para el futuro.
Cosas que nos han quedado pendientes: Usamos la torre de aprendizaje para acceder al lavabo, y resulta incómodo pasearla de aquí para allá. Tenemos que hacernos con un taburete lo suficientemente alto como para que Ó llegue al lavabo sin tener que usar la torre, de ésta manera lo tendría siempre a mano cuando quisiera usarlo. Además, otra cosa que me gustaría mejorar y todavía no tengo pensado cómo (dadme ideas!) es el hecho de que Ó no puede sentarse solo en la mesa del comedor. Me gustaría disponer de una trona evolutiva o algún sistema que permitiera a Ó subir y bajar de la silla por sí mismo cuando quisiera, y que quedara a la altura de la mesa. Seguiré pensando en ello.
En resumen, en cuanto al reto, ha sido un trimestre que nos ha resultado llevadero porque muchas cosas las traíamos de serie, pero no me quiero confiar. Estoy muy satisfecha porque he mejorado aspectos en casa y en mí misma a los que habría tardado más tiempo en prestarles atención si no hubiéramos seguido el reto.
Así que estoy muy contenta y os animo a que os unáis si no lo seguís ya, seguro que aprendéis algo nuevo!
Es alucinante cómo se concentra el peque con las actividades que le preparas :)
ResponderEliminarLa mia con 17 meses va en plan destroller total jeje pero me sirve de guia todo lo que haces en el blog, te doy mi mas sentida enhorabuena.
Estoy de acuerdo con lo de no interrumpir aunque tengamos que mirar hacia otro lado cuando vemos que se le cae todo lo de la cuchara y lo primero que pensamos en hacer, es facilitarles el trabajo.
Gracias, Azúcar Glass!
EliminarÓ está pasando ahora también por una fase destroyer, además, todo es que no y cuanto más le decimos que no haga o toque una cosa, más la hace... Esperamos que sea sólo una etapa porque resulta agotador!!
Sí, muchas veces les ayudamos facilitándoles la tarea y lo que conseguimos es lo contrario.
Me encanta que os sirva de ayuda e inspiración lo que hacemos,
Un abrazo!!