viernes, 26 de junio de 2015

La motricidad gruesa. Qué es.

Cuando empecé a leer sobre estimulación temprana, actividades, materiales, etc., me dí cuenta de que muchos de ellos están centrados en la motricidad fina. Es cierto que desarrollar una buena motricidad fina es bueno, pero me preguntaba por qué a penas se habla sobre la motricidad gruesa. Ahora me doy cuenta de que en el día a día del niño, el desarrollo de la motricidad gruesa se da de forma constante y casual, si bien se puede reforzar con actividades.


Hoy os hablo de el concepto de motricidad gruesa y en un próximo post os hablaré de algunos ejercicios para desarrollarla. La motricidad engloba los movimientos que el niño puede realizar de forma coordinada con grupos musculares grandes y pequeños (gruesa y fina). La motiricidad fina se relaciona con los movimientos precisos coordinados entre ojos y manos (atar cordones, abrir botellas, introducir monedas en una hucha), sin embargo, la gruesa tiene que ver con los cambios de posición del cuerpo y la capacidad de mantener el equilibrio.


Es la habilidad que va adquiriendo el niño para mover de forma armoniosa los músculos de su cuerpo y mantener el equilibrio, además de hacerlo con fuerza, agilidad y velocidad. Incluye movimientos musculares de brazos, piernas, abdomen, espalda y cabeza (mover la cabeza, voltear, incorporarse...) Como en todo, cada niño tiene un ritmo de evolución, que se considera normal dentro de unos parámetros. La madurez del sistema nervioso, la carga genética, el temperamento o la estimulación ambiental son factores que influyen en él. El desarrollo de estas habilidades se realiza de forma céfalo-caudal, ésto quiere decir que se comienza controlando el cuello, posteriormente el tronco, la cadera y finalmente extremidades.


El transcurso normal del desarrollo de la motricidad gruesa comienza con el control cefálico, cuando alrededor de los dos meses de edad, el bebé es capaz de sostener la cabeza. Sobre los seis meses, el bebé es capaz de mantenerse sentado. Sobre los 9 se desarrolla en ocasiones el gateo, aunque a veces sucede que se omite el gateo y se pasa directamente a la bipedestación (el bebé se mantiene de pie) y posteriormente, sobre los 12 meses, la deambulación (capacidad de andar).


El desarrollo de la motricidad gruesa supone un avance en la autonomía y conocimientos del niño, ya que le permite moverse y desplazarse, y con ello explorar el entorno que le rodea. Así se abre un nuevo abanico de sensaciones y experimentaciones para el bebé, que comenzará a procesar y guardar información que él mismo ya es capaz de obtener.


Como os he dicho, hay varios factores influyentes. Algunos, como el factor genético, no son modificables; pero otros como el factor ambiental, pueden ser alterados por nosotros como guías del niño. 

Próximamente dedicaremos un post a actividades destinadas a ello!





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