Y es que yo tenía una casa bonita y ahora todo son "pongos" de seguridad.
Hace poco una amiga me decía que su tía la criticaba cuando su hijo era un bebé e iba a visitarlos a su casa, porque lo tenía siempre todo patas arriba. Me recordó mucho a mí. Yo tenía una casa bonita y ahora tengo una cajón desastre: Un salón invadido por juguetes; rayas de rotulador, chocolate y quién sabe qué más en las paredes; una trona que pulula por el comedor; una torre de aprendizaje desubicada en la cocina; un cepillo de dientes que lo mismo está pegado en el mueble, que en la pared, que en el espejo. En mi dormitorio hay una cama de matrimonio y una de 90 cm pegada a ella, por supuesto nada conjuntadas. Me las veo y deseo para conectar un aparato en los enchufes. Nada está donde estaba y el mueble del salón está desértico de mitad para abajo. Tengo pegatinas de silicona en las esquinas de las mesas para evitar desgracias y unos topes en las puertas nada glamourosos. He cambiado cuadros por pinturas híper abstractas y de las paredes cuelgan cables sujetos con cinta aislante.
Pero oye, le pregunté si su tía había tenido hijos. Los había tenido ahora, 15 años después. Quizás habría que hacerle una visita y preguntarle si su precioso jarrón sigue a los pies de la televisión.
Y es que tenemos que adaptar la casa a los peques, no al contrario, le dije. Yo tenía una casa bonita, sí, pero nada práctica para un bebé investigador, más bien llena de peligros y cosas que incitan al "¡ESO NOOO!!". Y ¿Para qué voy a gritarle a Ó, si a él lo mueve la curiosidad, que es la base del aprendizaje, y yo puedo cortar el problema de raiz?. Ahora tengo una casa preparada a prueba de terremotos. Ha invadido mi salón pero nada nos hace más felices que compartir ese espacio de juegos. Tengo un artilugio en la cocina que no va con la decoración, pero vale mucho más la pena ver a mi hijo preparando sándwiches que cualquier cosa bonita. Mi dormitorio parece una cama redonda psicodélica, pero es lo que permite a Ó abrazar a Papá o a Mamá con sólo dar dos vueltas de croqueta mientras duerme. Ó tiene a su alcance lo que debe de tener, y lo que no, simplemente, no está a su alcance. Mucha gente lo criticará y dirá que a un niño hay que enseñarle que ciertas cosas no se tocan. No les quito razón. Pero es muy difícil explicarle a un bebé de 9 meses que ya camina, que el marco de fotos del mueble bajo no se tiene que tocar, porque si está a su alcance, probablemente será a lo primero que vaya. En casa hemos preferido apartarlo todo y adaptarnos, que pasarnos el día con gritos tipo ¡Ahí no se va!, ¡Eso no se toca! o ¡Eso no se hace!.
Aquí os dejo algunos tips o ideas que pueden ayudarnos a acondicionar la casa, en cuanto a seguridad se refiere, cuando nuestro bebé se convierte en explorador:
-Cierres de seguridad de armarios:
En casa los tenemos de éste tipo en la cocina. Evitan la apertura de puertas de armarios si no levantamos la tapa y quitamos la goma. Va pegado con un autoadhesivo y la tapa es bastante resistente. Antes teníamos unos parecidos pero sin la tapa de protección y Ó aprendió a tirar de la goma y abrir en seguida. Con 16 meses éstos siguen cumpliendo su función.
Después tenemos éste tipo de cierre que funciona con una llave magnética. Debemos atornillarlo al interior del mueble y tener la llave siempre a mano. No lo he probado aunque parece eficaz.
Y éste, igual que el primero pero más largo, es el que tenemos colocado en la puerta del congelador del frigorífico porque hubo una temporada en la que había más juguetes de Ó congelados que alimentos.
-Tope para cajones:
En casa no los tenemos porque nuestros cajones no resultan de fácil apertura para Ó y no los suele abrir. Además, donde llega hemos procurado que no haya objetos que puedan hacerle daño. Van atornillados al interior de los cajones y sólo permiten una abertura de 3-4 cm. Se ha de ejercer presión para liberar el mecanismo y permitir una apertura total.
-Tope para cierre de puertas: Una de las cosas que hacen menos bonita nuestra casa, pero evita que nuestro peque se pille los dedos con las puertas de paso. Es simplemente una pieza de goma eva que se encaja en la hoja de la puerta y hace tope al cerrar.
También existe éste otro tipo, aunque me resulta más práctico el primero a la hora de quitarlo y ponerlo.
-Protectores de esquinas:
Evitan que en caso de coscorrón nuestros peques se perforen el cráneo con el canto de los muebles. Hablando en serio, toda esquina es peligrosa, pero los cantos lo son aún más porque la probabilidad de que produzcan una herida abierta en caso de golpe es muy alta. Nosotros los pusimos (y siguen puestos) en la mesa de centro y en el mueble de la televisión, que también es bajo. Se pegan con un autoadhesivo que llevan.
-Protectores de esquinas II:
Éstos son los que pensamos poner en la isla de la cocina. Nuestra isla sobresale por todas las caras del bajo mueble y Ó tiende a pulular por ahí. Todavía no llega, pero en cuanto le alcance la cabeza tenemos claro que los golpes no van a ser pocos. También se adhieren con adhesivo.
-Protectores de enchufe:
Los hay de varios tipos, sin embargo recomiendo los de la segunda imagen por dos motivos: Uno, es imposible que el pequeño entre en contacto con el enchufe porque no va a poder extraer el protector ni accionar el mecanismo, y dos, resulta sencillo enchufar un aparato cuando lo tenemos que utilizar porque sólo hay que encarar el macho en los agujeros y hacer un leve giro. Además, no tenemos que quitarlo, lo que evita que nos olvidemos de volverlo a colocar.
El primero es un macho de plástico que simplemente encaja en la hembra. El segundo va adherido con unos puntos de autoadhesivo.
-Cierres de seguridad para ventanas:
Aún no los tenemos colocados porque Ó no alcanza las ventanas, pero es algo que también tendremos que poner en un futuro próximo porque nunca se sabe, y Papá ya se imagina a Ó escalando sobre una mesa/silla para ver la luna (Que es su último amor platónico).
-Antideslizantes para ducha o bañera:
Imprescindibles, de hecho es muy probable que los tengáis puestos incluso si todavía no bañáis al niño allí. Los hay de mil diseños y colores.
Podéis encontrar estas cosas en Leroy Merlin, Ikea, y prácticamente cualquier tienda de bricolaje y sus precios no son elevados. Es algo que no solemos buscar ni comprar hasta que vemos al peque gatear cerca del enchufe o se ha pegado su primer porrazo contra la mesa.
Si queréis saber cómo podéis acondicionar vuestro hogar a los peques con un bajo coste, visitad el post Imprescindibles de Ikea.
Y aquí podéis ver cómo hacer una torre de aprendizaje o seguridad para que los niños ayuden en la cocina sin peligro. Nosotros la usamos también en el lavabo!
No dudéis en comentar si tenéis algo que añadir :) Muak!
Me ha gustado mucho la idea si te soy sincero, porque poner por ejemplo protecciones para paredes cuando son niños es esencial para que no les ocurra nada, excelente blog
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Julia! Tengo el blog un poco abandonado, a ver si retomo en breve, un saludo!
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